de las calles mojadas por la noche,
quizá de los reflejos de luz
a través de las hojas del parque
o de lo bien que te queda
el pelo recogido
(no me gusta en nadie
salvo en ti)
también de tu naturaleza
en esos paseos de domingo,
de tu mirada y tu voz
en ocasiones,
siempre de tus besos
(ni tan siquiera parecidos
a otros)
y de tu forma
de reír...
Podría hablar de todo eso
pero sería absurdo,
casi tanto como este amor
condenado al olvido
que provocas
(perdón)
que creas y destruyes
(ya sé que es culpa mía)
cuando nos vemos,
cuando quieres
(pero te quiero)
cuando soy.
cuando quieres
(pero te quiero)
cuando soy.