1 de diciembre de 2014

La carta


Sandra Batoni

"Querida Amiga:

Sé que hace demasiado tiempo que no te escribo, este abismo que conoces tan bien apenas me ha dejado hacerlo; volvió a abrirse no hace mucho, como siempre lo hizo, sin ni siquiera aproximar las consecuencias. No sabes lo mucho que he necesitado tu sonrisa, tus palabras de aliento, tu confianza en mí... estoy seguro que de habértelo dicho no habrías tardado en venir pero necesitaba salir de esto solo, como he hecho siempre, como estoy acostumbrado.

El otro día estuve en nuestra playa, recordé los primeros paseos por la arena y las conversaciones frente al mar, cuando todavía no te veía como lo hago ahora, con esta claridad y este cariño, con este profundo deseo de que seas feliz. Imagino que a estas alturas ya habrás encontrado a alguien, o que tendrás alguna esperanza entre tus manos; y si no es así tranquila, pronto llegará una persona que te entienda, que te valore, que no vaya siempre corriendo, que se pare a observar su reflejo en tus ojos y piense que sería maravilloso verlo cada mañana. Incluso yo, desde este amor que siento, tan diferente a ese, lo he pensado alguna vez: ¿quién no querría perderse en los pequeños detalles de tu vida? ¿quién no en la forma de tocarte el pelo? ¿quién no en la luz de tus abrazos?

Te mando estas líneas para despedirme, no encuentro otra manera, las cosas han cambiado demasiado por aquí: la gente, la familia, mis propias convicciones... nada es como antes, todo en lo que creía es efímero, se desvanece ante mis ojos y ya no aguanto más; si alguna vez consigo llegar al sitio que imagino te mandaré una postal y una carta con mis señas por si te apetece escribirme.

Hasta entonces y siempre, independientemente de cómo te trate la vida, acuérdate de mí y de este abrazo que te mando por si alguna vez te fallan las fuerzas; y por favor confía en ti, y sonríe, si pudieses verte por un momento como yo lo hago no podrías hacer otra cosa.

Con todo mi cariño,
M.
"