8 de enero de 2014

El campanario

Las golondrinas llegaron al campanario también esa primavera, ajenas a todo comenzaron con sus vuelos, sus nidos, sus vidas de pájaros. La gente seguía su ruta bajo sus alas, pero algo había cambiado en aquel pueblo; las golondrinas echaban de menos a la gente pequeña, nadie corría, nadie jugaba, nadie alborotaba el silencio. Dispuestas a resolver ese enigma se dividieron en bandadas e investigaron a fondo el pueblo y sus alrededores.

Tan sólo encontraron un edicto que rezaba: "Prohibidos los flautistas".