18 de octubre de 2013

Contrastes

Es una niña alegre,
con los ojos repletos de caricias
y la inocencia intacta en la mirada.

Vive en un mundo lleno

de lo que necesita
para aprender a ser una persona.

Es posible que tenga quien le diga

que cuide lo que es suyo,
porque a pesar de serlo
ha de saber
que no le pertenece.

Es un niño que nunca ha sido niño,
que tiene en la mirada
el fuego del veneno de los días
que le van maltratando poco a poco.

La calle es su palacio de tristezas,
su pan, su compañía, su esperanza.

Un día o una noche,
sin saber ni cómo ni por qué
encontrará la muerte que lo busca
porque nadie le ha dicho
que le quiere.

Nieves Álvarez Martín